En una sociedad tan patriarcal y machista como la de principios del siglo XX hubo una serie de mujeres que a base de voluntad supieron hacerse un sitio en el mundo del tango y abrir caminos para las que vendrían detrás.
Mientras los bandoneonistas tenían que dedicarse a otros menesteres, ellas consiguieron vivir sólo de la música.
Angel
Gregorio Villoldo, el “papá” del
tango, fue vaquero, tranviario, tipógrafo y linotipista;
el payador José Betinoti, hojalatero;Juan de Dios Filiberto,
lustrabotas, vendedor ambulante, aprendiz de confitero, estibador y
ajustador mecánico en barcos; Francisco Canaro, vendedor de periódicos ; Eduardo Arolas, pintor de brocha gorda; Pascual Contursi,
zapatero; Juan Maglio «Pacho», peón de horno de ladrillos; Ignacio
Corsini, albañil; Osvaldo Pugliese, lustrabotas,
obrero gráfico; Alfredo Gobbi (h), vendedor de periódicos; Julio Sosa fue guarda de ómnibus
y vendedor ambulante ; y Homero Manzi fue profesor de literatura...
PAQUITA BERNARDO (1900-1925)
En su corta vida le dió tiempo a todo.
Aprender piano y a escondidas de su padre, bandoneón.
Excelente concertista tuvo su propia orquesta y se hizo famosísima.
Llegó a tocar en el mítico Café Domínguez.
Carlos Gardel grabó varias de sus composiciones.
Era una fuera de serie.
A Paquita le siguió
FERMINA MARISTANY.
que dominó a la perfección el piano, el bandoneón y el acordeón.
Tuvo orquesta propia y durante un breve tiempo fue también acordeonista en una de las orquestas de Francisco Canaro en la década del 30.
Hubo muchas más:
Margarita
Sanchez Gasquet "La
Pochita",
Aurora Claudina "La
Cordobesita", Haydee
Gagliano "La
Porteñita",
Aida Rioch y Nélida Federico.
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